viernes, 3 de junio de 2011

 
EL CAMINAR: CONTEMPLATIVO
(O ENFOCADO)

Juan B. Prado Flores

 

 

 ¿Puede nuestro caminar, -tan simple, arcaico, primitivo, lento, como puede parecer cuando podemos viajar a una velocidad mayor que la del sonido- orientarnos hacia el proceso del desarrollo, la salud, la integración que nuestro propio cuerpo ya conoce y que él en sí mismo, ES?

 

Avances recientes en neurociencias

 

Un enorme descubrimiento de nuestros días no suficientemente conocido, apreciado y menos llevado a la práctica, es que cuando permanecemos aun por un corto tiempo en contacto sentido (no intelectual) con nuestro cuerpo en movimiento, el sistema nervioso se activa, produciendo, liberando y poniendo en acción sustancias neurotróficas como el BDNF (brain derived neurotrophic factor), el IGF-1 (insulin-like growth factor), el NGF (nerve grow factor), etcétera, cuyo efecto básico es incrementar la neurogénesis en el hipocampo (una parte del sistema límbico relevante para la memoria y el aprendizaje), creando nuevas neuronas, nuevas dendritas y nuevos circuitos neuronales.[1] Esta es una expresión de la llamada neuroplasticidad [2] en cuyo origen se encuentra el trabajo renovador llevado a cabo por nuestras células troncales adultas.[3] Queda así integrada la acción conjunta no sólo del sistema nervioso en su totalidad, sino, al mismo tiempo, de sus prolongaciones en los sistemas, inmune, endocrino y psico-emocional,[4] lo que se expresa como funcionamiento conjunto, armónico, preciso y coordinado de cada una de los cincuenta mil millones de millones de células que constituyen e integran el organismo humano total.

 

   

El desarrollo de las ciencias que estudian al ser humano

 

Como era de esperarse, estos recientes y sorprendentes descubrimientos en neurociencias, se ajustan a los obtenidos durante los últimos 50 años por insignes personalidades en otras áreas del conocimiento y del experienciar humano: la Fenomenología, la Filosofía Existencial y la Filosofía de lo Implícito, la Psicoterapia Experiencial y la Bio-Espiritualidad,[5] mostrando y demostrando que en tal proceso descansa no sólo el sostén de toda vida, sino el fundamento del desarrollo humano que, por supuesto, incluye nuestra salud física, emocional, espiritual y social. Sí; hoy sabemos que el proceso que el ser humano en desarrollo ES, parte de nuestra conciencia fisiológica, o dicho de otra manera, de cómo experienciamos a nuestro cuerpo desde adentro [6] de nosotros mismos, lo que nos permite contactar y acceder a una sabiduría que está “más allá de todo conocimiento”.

 

 El “caminar enfocado” que enseguida expondré, tiene sus orígenes en tales descubrimientos. Esto quiere decir que estar con nosotros mismos de una manera experiencial, esto es, con las sensaciones físicas de nuestro cuerpo en movimiento, desarrolla en nosotros una actitud y una habilidad que nos permite acceder a un tipo de conocimiento que favorece no sólo nuestro bienestar físico y nuestro desarrollo individual, sino que también nos conduce a la global y personalizante experiencia de estar integrados a y en, un Todo Más Grande,[7] sentido como algo donado y compartido.

 

Un día me regalaron un librito de programación neurolingüística (PNL) llamado “Gimnasia Cerebral”. Lo leí y desde la sensación física surgida de mi cerebro gastrointestinal (un “algo” saltando en mi vientre) vino: “¡Ya sé! Se trata de conectarme con mi cuerpo y traer desde mi conciencia corporal, las sensaciones que surgen cuando él ejecuta estos ejercicios de PNL”. Había llegado, de una manera sentida el punto preciso donde la PNL, el Enfoque (Focusing), la Bio-Espiritualidad, muchas otras disciplinas y tradiciones milenarias, confluyen.

 

Así que en lugar de buscar con mi mente nuevos programas a seguir -acaso tan limitados como los que me inculcaron, los que yo mismo he elegido, o aquellos otros que me sean propuestos desde fuera-, ahora dejaría que mi cuerpo me condujese, pues él no sólo sabe hacia dónde ir y lo que hay que cambiar, sino que es experto en llevar a cabo el cambio mismo; y… me puse a caminar (cualquiera que se ponga a caminar de una manera ‘enfocada’ lo descubrirá también).

  

Lo primero que hice fue llevar mi atención a cómo sentía el dedo grueso de mi pie izquierdo cuando este iba hacia delante mientras yo caminaba. Di tal vez unos cuarenta o cincuenta pasos simplemente sintiendo eso; luego me puse a percibir lo mismo en el dedo grueso del otro pie. Era simplemente estar descubriendo y apreciando, con una cierta relajación, su presencia. Luego llevé mi atención a toda mi planta izquierda y después a la derecha mientras contactaba cada una con el piso al ir recorriendo otros tantos metros. Con esto pude experimentar el peso de mi cuerpo en movimiento, paso a paso. Era de llamar mi atención que no tenía que hacer ningún esfuerzo para atender esto, era cosa de sólo estar presente a las sensaciones que estaban allí.

 

Ya que pude sentirlo, me di cuenta de que ahí estaba la sensación del movimiento en cada uno de mis tobillos que ahora percibía. Continué abriéndome a la sensación del movimiento, ahora en cada una de mis rodillas. Cada descubrimiento era realmente agradable, relajante, pues no necesitaba pensar en ello. Luego mi atención se fue al movimiento en cada una de mis caderas, sintiendo su balanceo a cada paso (cuando tiempo después, le enseñé esto a mi hijo de entonces 7-8 años me dijo: “Pá, esto lo hacen muy bien las chicas... pero parece que a las señoras ya se les olvidó”. Casi todos lo olvidamos -le dije-, pero podemos hacerlo, simplemente sintiéndolo). Luego comencé a percibir la armonía que había entre mis pasos y el braceo. La coordinación entre miembros superiores e inferiores era perfecta, nunca mi cuerpo se equivocaba; nunca movía a la vez hacia delante mis miembros derechos o los izquierdos, siempre se daba el armonioso y disfrutable movimiento alterno. Las palabras que llegaron fueron: ‘¡Qué diferente es conocer esto intelectualmente a sentirlo!’ Ya no era mi mente la que llevaba la dirección, había una especie de delicada invitación de mi cuerpo a mantenerme en él mientras él mismo me conducía.


Haciendo algo tan simple, en unos cuantos minutos empecé a sentir una como conexión interna expandiéndose dentro de mi cuerpo. Todo esto se sentía como estar realmente presente a mi caminar.

 

Estuve haciendo esto por algunas semanas, disfrutándolo, aunque de una manera distinta cada vez. Luego se me ocurrió que podía voluntariamente dirigir hacia arriba mis dedos pulgares alternamente al llevar mi braceo hacia adelante. Estaba activando voluntariamente los centros cerebrales motores corticales conectados con lo conductual que ponen a trabajar los músculos correspondientes. Luego comencé a deslizar suave y delicadamente la yema del pulgar sobre cada una de las yemas de los otros cuatro dedos, desde el meñique hasta el índice, mientras cada mano efectuaba su movimiento ascendente y la marcha llevaba mi cuerpo hacia adelante. La sensación que partía de cada una de las puntas de mis dedos al ser tocadas por el pulgar, llegaba a mi corteza cerebral sensitiva contralateral situada por detrás de los núcleos motores de cada dedo previamente activados por mí dándoles movimiento. Al estar tocando esos puntos tan sensibles de mi cuerpo, la percepción de estar generando afecto desde dentro de mí hacia mis dedos era tan sutil como tierna y delicada (darte algo como esto es un simple acto de justicia para ti mismo/a, sobre todo si te has sentido necesitado/a de afecto en tu vida). Con ello, ahora se agregaba el funcionamiento de neurotransmisores, neuromediadores, neuromoduladores, inmunomediadores, hormonas, células, de mi organismo total que me daban la sensación de bienestar como resultado de su funcionamiento balanceado, al estar inmerso en todo el proceso, sentido como integración conmigo mismo, saliendo de mi mente analítica que funciona dividiendo, separando, desmembrando y perdiendo la dimensión de totalidad y del movimiento como es experimentado “desde adentro.” (Ver referencias 6 y 7)

 

Luego llevé mi atención a mi columna vertebral, desde el coxis hasta el cuello y de allí a la coronilla, integrando la percepción de mi caminar desde las plantas que ahora se sentían una sola cosa con mi calzado, con el piso y con la Tierra. Ya sin buscar hacer nada, vino la clara sensación física de la entrada del aire a mi cuerpo; y con esto, también la percepción de los armoniosos latidos de mi corazón. Había un deleite tenue pero muy real recorriendo todo mi cuerpo, mientras mis ojos eran humedecidos por lo inefable de la experiencia.

 

Seguí caminando y entonces empecé a darme cuenta del roce de mi ropa al bracear, viniendo la integración de esta sensación/sonido a todo lo demás disfrutando esa armónica integración de todo lo demás con mi vía auditiva. Y tal vez por la interacción anatómico-funcional entre el oído y los centros nerviosos del equilibrio, comencé a percibir cómo mi cuerpo prefigura e implica cada uno de sus pasos dirigiendo mi marcha con tanta seguridad. Ahora me era patente que mi cuerpo no sólo está en el presente sino que en su funcionamiento percibe, para mí, el futuro como confianza sentida (lo que mi mente analítica es incapaz de ofrecerme). Mi marcha ahora me permitía, sin dificultad alguna o trabajo extra, sentir el viento fresco en mi rostro, el ‘solecito’, ya en la espalda, ya enfrente; podía escuchar tiernos trinos de pájaros, distintos, unos cercanos otros distantes. Así, desde dentro de mi cuerpo experimentaba que todo estaba bien.

 

Entonces se elevó mi pecho, mis hombros se desplazaron hacia atrás y el aire que inspiraba llegaba hasta la más alejada de mis células. Comencé a descubrir las copas de los más altos árboles, las nubes, el cielo. El espectáculo era lleno de luz, de coloridos contrastes, de movimiento; la sensación de estar circundado por el aire que me envolvía, por el cielo que me cobijaba y la tierra que me sostenía, era de plenitud. A la percepción de las sensaciones y del movimiento en mi cuerpo se sumaba ahora, de una manera no planeada, el que me encontrara recibiendo lo que estaba pasando en el exterior agudizándoseme la percepción de la humedad y del frescor del ambiente, las imágenes visuales de la gente, los sonidos de los motores zumbando, llantas chillando. Y lo más curioso, no parecían dos mundos diferentes sino que era la sensación de estar envueltos, lo exterior y lo interior en un proceso, único, unificante con, en, desde, mi propia conciencia corporal.

 

Esto se experimenta siempre como regalo, ya que el sentirse regalado-donado y ser parte de ese proceso mayor surge espontáneamente. (Ver cita 7)

 

La unicidad cuerpo/mente/espíritu

 

 El estar EN todo aquello facilitaba, inducía, producía, las interconexiones pneumo-neuro-psico-inmuno-endócrinas de mi organismo entero. Naturalmente que la sensación de bienestar, de gratitud, de integración, de totalidad, vienen, no como resultado del funcionamiento de ciertas áreas específicas del cerebro, sino como resultado del acontecer integral espacio-temporal en el cuerpo total. Mientras más completa esta percepción, más sensibles e integradoras eran las experiencias sentidas. Una vez al estar experimentado esto vinieron las palabras: “En el Principio era… sentir”, para después completarse con: “...pues la palabra sin corazón es oquedad”. Después pude reflexionar que estas frases incluyen el funcionamiento del filogenéticamente primitivo pero evolucionado sistema límbico, receptor y generador de afecto en el ser humano,[8] dando lugar a impulsos que al trasmitirse mediante ricas conexiones con el hemisferio cerebral derecho y de éste con el izquierdo, hace surgir la expresión simbólica, la cual origina significados nuevos. Este proceso tiene dirección propia y contiene el evidente y genuino propósito de hacernos íntegros. Entonces comprendí de una manera sentida, que la “congruencia es la capacidad de experimentar fisiológicamente nuestros sentimientos y permitir que se simbolicen con precisión.” [9]

 

Mediante esta práctica estaba propiciando la producción de: SEROTONINA, neurotransmisor que permite experimentar confianza, seguridad, esperanza y cuya deficiencia nos hace sentir deprimidos; DOPAMINA que se produce al experimentar placer, NOREPINEFRINA que nos permite experimentar lo pleno, lo perfecto en la complejidad, y todo ello, modulando mis funciones mentales superiores: el análisis, la reflexión, la interpretación, (eso viene después, con la manera -limitada por mi lenguaje- con que te lo estoy expresando y compartiendo ahora).

 

Cuando se ponen electrodos para registrar la actividad eléctrica de la masa cerebral en funcionamiento mientras se atiende al cuerpo como éste se siente desde dentro, aparece un tipo de ondas que hablan de un máximo nivel de reorganización[10] del funcionamiento de los tejidos cerebrales, lo que propicia la activación de nuestros sistemas inmune, endocrino y psicoemocional, y con ellos del organismo total, permitiéndonos recibir mensajes desde la sabiduría de nuestro cuerpo acumulada durante los 13,7 mil millones de años de su ininterrumpida evolución.


Y si caminas de esta manera, no puedes estar inundando(a) de adrenalina (neurotransmisor secretado por la corteza adrenal y por el sistema nervioso simpático que prepara para atacar o para huir y que al mantenerse en niveles elevados produce una descarga nerviosa hacia los centros de control endocrino y de la vida vegetativa situados en el hipotálamo, elevándose los niveles de factor liberador de corticotrofina, que libera cortisol, inhibiendo nuestro sistema inmune y manteniéndonos en estrés tanto bioquímico como emocional). Ya no tienes que buscar el placer por el placer mismo al precio que sea cayendo en adicciones: a drogas, al alcohol, al trabajo, al sexo, a la comida, a la religión, etc., pues tu cuerpo está generando, integrando, modulando y utilizando los componentes orgánicos que se experimentan como tranquilidad, armonía, bienestar, es decir, una paz que te viene de adentro y que además inunda tu mundo exterior. 

 

    Y aunque hayas llegado a caminar cansado/a, con dolor de cabeza, deprimido/a, tenso/a, angustiado/a, etcétera, al tener este tipo de atención e interacción con esos sentimientos, sensaciones, emociones, donde los lleva tu cuerpo, viene el cambio. Un “Cambio (físicamente) Sentido” (E. T. Gendlin): Al estar trabajando unificadamente toda tu masa cerebral, hay un equilibrio en la producción, liberación y recaptación de los químicos cerebrales encargados de transmitir, ampliar-inhibir, (modular), la función neurológica, endocrina e inmunitaria con sus repercusiones en el estado psico-emocional y espiritual. Lo que sucede es que son liberadas hacia los fluidos corporales las sustancias y las células que integran la respuesta protectora que elimina las células malignas que a cada momento producimos así como los agentes tóxicos tanto endógenos como del exterior, mientras el corazón y la circulación sanguínea ayudan a detoxificar el cuerpo ajustando la tensión arterial y los mecanismos desbalanceados por el estrés. [11]

 

Y al mismo tiempo estamos seleccionando los genes que producen proteínas de afecto, empatía, compasión, bienestar, y permitiendo a nuestro organismo como unidad neuro-psico-inmuno-endocrino-emocional-espiritual, trabajar ordenada y coordinadamente como él ya lo sabe hacer, y esto, siempre se siente muy bien.[12]

 

Así que no tienes que tratar de estar en control de todo haciéndolo perfecto, ya que esta práctica te permite experimentar lo perfecto que ya eres y eso te hace sentir pleno, confiado, bendecido.


     Esta práctica no solamente es para cuando nos sentimos bien y nos disponemos a sentir nuestro cuerpo en su movimiento, sino también cuando decidimos entrar en una relación profunda con nosotros mismos, con la naturaleza, con el universo -el creyente con su Dios, cualquiera sea la manera en que llegue a concebirlo-. Lo más importante es que cuando tenemos miedo, nos sentimos angustiados, confundidos, desorientados, avergonzados, culpables, deprimidos, ansiosos, etcétera, esto es, sintiendo cualquiera de las sensaciones y sentimientos (que todos los humanos experimentamos) y nos ponemos a caminar de una manera como ésta, al estar con cómo nuestro cuerpo lleva asuntos, situaciones, problemas, relaciones, sentimientos difíciles, anhelos, quebrantos, etcétera, de una manera sentida, podemos acompañar los lugares donde se encuentran esos asuntos inconclusos de la misma forma como atendemos las sensaciones y el movimiento de nuestro cuerpo mientras caminamos, llevándole afecto y sintiendo reverencia y admiración no sólo por lo que está allí físicamente sentido, sino también por quien está teniendo esa experiencia agraciada, (¡nosotros mismos!)


Un proceso de desarrollo e integración ha empezado a aparecer

 

Y lo más increíble es que cuando continuamos llevado a cabo este caminar enfocado, vienen imágenes, recuerdos, sensaciones, sentimientos, pensamientos, que se experimentan como algo novedoso, con una dirección y un propósito que involucra siempre un llevar adelante de una manera fresca el proceso vital que somos, al tiempo que nos vamos transformando en seres más integrados, en armonía y sintonía con un proceso y una sabiduría infinitamente mayor que sólo la de nuestra individualidad. El resultado es que hay un cambio en la manera como llevamos esos asuntos, pues viene la sensación de que algo se ha aclarado o se ha movido junto con la sensación física de ya no mas estar atorado o bloqueado, hasta llegar a sentirnos integrados al Universo, a la Vida (a Dios, si así le quieres llamar) de donde proviene esa sabiduría que eres.[13]


      Sí, la psicobiología (que todos los seres vivos tenemos) es el sustrato indispensable desde donde surge el auténtico desarrollo humano al cual es imposible acceder por la sola vía racional o intelectual. Se trata de un potencial universal al que cada vez más seres humanos están teniendo acceso, ya que no es un don reservado a unos cuantos seres humanos privilegiados sino ser lo que ya somos. 

 

Pero como todo lo que hacemos lo podemos convertir en adicción cuando de ser un medio lo convertimos en un fin, la manera de evitar que este ejercicio se convierta en una puerta de escape, es que mediante esta práctica entremos a lo que experimentamos como real en nuestro cuerpo y en nuestro entorno de una manera sentida, escuchemos confiadamente lo que él nos dice -pues nuestros cuerpos inocentes no saben mentir- y regresemos a él muchas veces durante todo el día y toda la vida. Entonces, al caminar ya no será lo más importante el venir de o el ir hacia, sino estar EN nuestra propia realidad. Y esto siempre, siempre, será integrador.


    Ha sido muy motivante para mí que este ejercicio haya sido beneficioso para algunas personas a las que se los he compartido y lo han hecho. Una vez, caminando así surgió aquello de que: ‘ponte de acuerdo con tu adversario cuando vas por el camino antes de que lleguen con el juez, porque el juez te puede meter en la cárcel’. Entonces vino que ‘ir por el camino’ enfocadamente, no sólo hace las paces con eso que está dentro, sino que ello incluye y es, el proceso mismo que nos pacifica desde adentro. Es por eso que lo pongo a tu disposición ahora. Y así como yo me lo diseñé para mí mismo, tú puedes hacerlo tuyo cortándotelo a tu medida. Lo importante es que entres a tu cuerpo y lo acompañes mientras él te pone en contacto con un poder y una sabiduría que incluye, siempre, un cálido: ¡Bienvenido(a) -de nuevo- a Casa!



[1]. Insua, MF. Factores neurotróficos y ejercicio http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 9 - N° 64 - Septiembre de 2003.

 

[2] The National Institutes of Helath resource for stem cell research. Stem Cell Information.http://stemcells.nih.gov/info/basics/basics1.asp


[3] 
IMPULSA 2 - UNAM: Coordinación de la Investigación Científica Células troncales adultas, regeneración neuronal y enfermedad de Parkinson.

 

[4] Aréchiga-Urtuzuástegui H. Conceptos actuales sobre Neuroinmunomodulación: Gac Med Méx, 135, No. 5, 1999. Pp. 489-499.

 

[5] Campbell PA. Raíces Académicas del Enfoque Bio-Espiritual en Más allá del Mito del Dominio, pp. 365-382.

 

[6] Gendlin ET. Focusing. Proceso y Técnica del Enfoque Corporal. 2ª edición. Ed. Mensajero. 1978, p. 102.

 

[7] McMahon EM. Beyond the Myth of Dominance. An Alternative to a Violent Society. Sed & Ward Pub. 1993. En español: Más allá del Mito del Dominio. CREE, A. C. México 1999. p. 16, 141-144. Web: http://www.creeac.com.mx/

 

[8] Lodge HS. The Limbic Brain and the Biology of  Emotion. En
Younger Next Year: A Guide to Living Like 50 Until You're 80 and Beyond.

 

[9] Rogers CR. El proceso de convertirse en persona. Paidós. Reimpresión 2003.

 

[10] Don NS. Transformation of conscious experience and its EEG correlates. Journal of Altered States of Consciousness. 1977, 3 (2) 147-148. http://psycnet.apa.org/psycinfo/1978-31114-001

 

[11] Prado FJ.: El estrés y su resolución organísmica. Dol Clin Ter. Vol. IV, No. 5. Marzo, 2006. http://www.imbiomed.com.mx/1/1/articulos.php?method=showDetail&id_revista=101&id_seccion=1636&id_ejemplar=3569&id_articulo=34635 http://www.focusing.org/es/el_estres_y_su_resolucion_organismica.pdf

[12] Maslow AH. El Hombre Autoactualizado. Kairós, decimoséptima edición. 2007.

 

[13] Gendlin ET. Focusing. Op. Cit. p. 33.




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