miércoles, 15 de febrero de 2012

ACOMPAÑANDO MIS PÉRDIDAS... Y ALGO MÁS



PROCESANDO MIS PÉRDIDAS, ELLAS 

TIENEN VIDA PROPIA

44) 19-III-96: Focalizando en mi cuerpo una pérdida, vienen unas fugaces luces y luego el recuerdo de estar contemplando el cielo nocturno desde la ventana de mi cuarto en Morelia, hacía más de 35 años y con ello el estar emocionado, sacando de unas bolsas, diferentes prendas de vestir que acababa de comprar. Es el momento cuando desde mi recámara en el piso superior, oigo el ruido lejano de un camión que viene cuesta arriba, acercándose lenta, pesada y ruidosamente. Entonces tomo las bolsas, las meto en una sola y se la lanzo a la caja del camión en movimiento. Celebro mi buena puntería, pero cuando busco los pares nuevos de calcetines, me doy cuenta que ya van lejos. ¡Iban en una de las bolsas! Con ese recuerdo sube una sensación de incomodidad de mi abdomen a mi pecho. Viene el sentirme tonto, inepto, estúpido de haber tirado mis calcetines nuevos (mis dones) a la calle. Desde esa sensación-sentida surge una imagen: un tronco seco al que primero me abrazo. Luego soy absorbido por él. Con los ojos humedecidos veo salir de nosotros retoños con hojas verdes y espigas desde nuestra superficie. con esto vine una sutil sensación que me dice pacificantemente: “Quizá Juan, no todo esté muerto en ti”.

 

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      50) 8- V -96: EL ENFOQUE BIO-ESPIRITUAL EN LA VIDA DIARIA

Voy a dejar a mi hijo de entonces seis-siete años a la escuela. Al recibirlo, su Miss le dice frente a mí, como acusándolo "¿Ahora si vas a trabajar?", enseguida, ella me da la queja personalmente. Llamo a mi hijo para reclamarle su conducta pero no viene. Enojado, me alejo de su escuela. Él me llama pero yo sigo retirándome. Entonces me doy cuenta que ese enojo en mí, era como el que de niño, yo percibía en una persona muy significativa. Atiendo ese lugar resentido-enojado, lo sostengo unos instantes y con ello me viene el impulso de regresar con mi hijo que quizá aún esperaba verme. Lo hago, él está solo, de espalditas contra el pilar del pórtico. Lo llamo y al escucharme y darse la vuelta le digo: “¿Ahora sí vas a trab...?” Me doy cuenta, antes de terminar la frase, de la presencia de mi patrón regañón y reprobatorio aprendido, en lugar que entrar en relación con mi hijo. Con ello viene un impensado cambio en todo mi cuerpo y desde él le pregunto ¿Qué me querías decir? Me responde “Quería despedirme de ti”. Lo abrazo con ternura y él me da un beso en la mejilla. Cimbrado desde adentro y con mis ojos rasados en lágrimas, retomo el camino.

 Agradecido por el proceso que se había desenvuelto en mí, fui dándome cuenta que fue el contactar mi enojo lo que me permitió darme cuenta cómo llevaba en mi cuerpo desde niño, aquella figura que para mí era reprobatoria. Traer esto al presente mediante el proceso del Focusing y asumir esa historia escuchándome a mí mismo, me llevó a realmente escuchar a mi hijo.

 Al permitir que se diera en mí el proceso de la congruencia vino: No todo lo ocurrido en mi vida está sellado para siempre. Yo no tengo que continuar, en mi forma de relacionarme con mis hijos, la reprobación que de niño experimentaba. Mis patrones aprendidos pueden cambiar.
En Focusing/Bio-Espiritualidad y desde Carl Rogers, entendemos por congruencia, la capacidad de experimentar fisiológicamente nuestros sentimientos y permitir que se simbolicen con precisión. 

 

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63) 28-V-96.  COMPAÑEROS DE ENFOQUE,                        ACOMPAÑÁNDONOS

…Luego me tocó acompañar a enfocar a B. Él estaba siendo tocado profundamente por el proceso. Le venían hondos gemidos desde sus entrañas a cada paso, con cada propuesta que yo le hacía. Parecía estar conectado todo su ser con una Totalidad mayor que lo inundaba. Podría decir que era experimentarse EN esa Totalidad. Entonces me doy cuenta que cada una de mis propuestas vienen muy desde dentro de mí y que todo cuanto le digo da en el blanco llevándolo cada vez más al fondo de sí mismo y con gemidos inefables, a su realidad total. B. Había recibido una clara dirección acerca de su misión y del propósito de su vida. 

Al terminar su ejercicio me comparte -y yo confirmo- que todo lo que yo le decía lo llevaba más y más adentro, a un encuentro cada vez más profundo con esa Realidad más grande. Fue algo verdaderamente impactante para mí, y creo que también para las dos señoras que habían estado enfocando en la sala, pues cuando salimos estaban muy impresionadas y admiradas al vernos tan radiantes, tan profundamente tocados, uno y otro, por ese Algo más grande.

 

Me permito traer aquí unas palabras de Carl R. Rogers:

"Cuando mi estado es óptimo, ya sea como facilitador de grupo o como terapeuta, descubro otra característica. Cuando logro acercarme al máximo a mi íntimo e intuitivo mí-mismo, cuando de algún modo entro en contacto con lo desconocido en mí, cuando me encuentro quizás en un estado ligeramente alterado de conciencia, haga lo que haga parece rebosar propiedades curativas. En tales circunstancias, mi simple presencia es liberadora y útil a los demás. Nada puedo hacer para forzar esta experiencia, pero cuando logro relajarme y acercarme a mi núcleo transcendental, mi conducta en la relación puede ser extraña e impulsiva, sin justificación racional ni vínculo alguno con los procesos de mi pensamiento. Sin embargo, ese extraño comportamiento, de algún modo singular, acaba siendo correcto; parece como si mi espíritu interno se expandiera para alcanzar el de mi interlocutor. Nuestra propia relación trasciende y se integra a algo más amplio. Nos hallamos entonces ante la presencia de un profundo crecimiento, curación y energía."*

*Carl R. Rogers. El camino del ser. Ed. Kairós. Barcelona.

 

 

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64) 30-V-96: EL Enfoque Bio-Espiritual (EB-E) y mi vida. “SIEMPRE CON CULPA”

Estoy desayunando con mucha tranquilidad pues mi esposa se ha llevado a nuestro hijo menor a la escuela. Me viene una imagen-recuerdo: de niño comiendo, con estas palabras, SIEMPRE CON CULPA, yo no me sentía merecedor de lo que comía. No me sentía digno de recibirlo, sentía que tenía que pagarlo trabajando, siendo obediente, sacando buenas calificaciones... Ese mismo sentimiento me viene ahora al estar desayunando. Vienen lágrimas con las palabras: siempre como con culpa. El Cambio Sentido fue instantáneo al ponerme en contacto con mi sentimiento de CULPA. Esto, aparentemente demoledor,  desde el proceso del Enfoque se siente como un paso adelante de un proceso largamente detenido.

 

Es maravilloso experimentar aquello que E. T. Gendlin nombra "cambio sentido", que viene cuando atiende uno un sentimiento (en este caso de culpa al no sentirme merecedor de lo que estaba desayunando) como éste es llevado en el cuerpo, que al conectarse con un símbolo (las lágrimas que me vinieron) vino el mencionado cambio sentido que "se siente como un paso hacia adelante en un proceso largamente detenido". Por extraño que parezca visto desde fuera de la experiencia, descubrir algo nuevo al enfocar, por doloroso que sea, ¡siempre se siente bien! pues, entre otras cosas, lo sitúa a uno es su propia verdad y la verdad siempre libera pues de alguna manera nos integra aliviando la tensión siempre presente en nuestro pensamiento dualista.

 

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77) 29-VIII-96: EL EB-E Y LA VIDA EXTERIOR.

SINCRONICIDAD = TIEMPO MÁS ALLÁ DEL TIEMPO

 

Voy a Los Viveros de Coyoacán. Toco algo muy difícil, espero y me dice su nombre: VULNERABILIDAD. Literalmente no podía con esa presión interior. Al acompañarla surge una imagen; es de mi hermano____. Espero y vienen las palabras: “Tu hermano ____ nunca ha tenido media hora para ti”. Lo siento en los huesos, se me salen las lágrimas, permanezco en ellas y vienen otras palabras: “…ni tú tampoco para él…” Al completarse el mensaje de esa desconexión, la sensación es casi insoportable. Es hora de regresar a casa y voy con mi dolor profundo rumbo a ella. Estoy a punto de entrar a bañarme, suena el teléfono, reconozco la voz, pregunto ¡¿Eres tú ____?! “Sí, estoy en el aeropuerto. Tengo unos cuarenta minutos, quiero verte, traigo carro, ¿tienes tiempo?” Deshago mentalmente el compromiso que tengo. Te espero -le digo. Estoy temblando de la impresión, no lo puedo creer. Así que el EB-E no solo tiene que ver con lo de adentro, sino que se conecta con lo exterior, ¡y de qué manera! Llega, le comparto lo de la vulnerabilidad al sentirme como un niño de seis años con mi apariencia de adulto actual. Lo siento verdaderamente cercano a mí. Yo también lo escucho con toda mi capacidad empática. Ha sido el encuentro más recíproco, abierto y acogedor que hemos tenido él y yo en toda nuestra vida. Así de fantástico fue mi encuentro con mi hermano.

Ahora me pregunto si la “sincronicidad” del Focusing no será entrar en ese tiempo-atemporal -en el que raramente entramos los seres humanos- que nos hace darnos cuenta que somos una indisoluble unidad.  

 

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78) 30-VIII-96: EN LA NATURALEZA, LO PRECIOSO SURGE

DE LO VIL: MI VULNERABILIDAD

Hoy fui a Los Viveros. Estuve tocando, sintiendo, la palabra del Libro de Jeremías sobre la renovación de su vocación de profeta 15:10-21 “...Y si sacas lo precioso de lo vil serás como mi Boca.” Estoy tocando la hierba y SIENTO cómo de la “vil” tierra brota la hierba, de lo vil de la hierba sale el oxígeno y de viles explosiones en el sol a 150 millones de km. de mí, viene la energía que hace que de la hierba salga el oxígeno que se hace una sola cosa con mis pulmones y me sostiene vivo. Todo esto estaba sintiendo en mi cuerpo cuando me doy cuenta de que de mis viles ojos estaban saliendo unas preciosas lágrimas. Enfocar y facilitar el EB-E es “SACAR LO PRECIOSO DE LO VIL”. 

Hoy he captado el EB-E como una MISIÓN en mi vida. He decidido ir a lo vil que está en mis libretas de autoanálisis y permitir que de allí venga lo precioso. Serás como “una muralla de bronce inexpugnable”, promete la Biblia. Esto es como una respuesta a mi sensación-sentida explicitada como VULNERABILIDAD.

 ¡TODO VIENE DE ABAJO HACIA ARRIBA! Lo precioso viene de lo vil. Tal vez ese “arriba” y ese “abajo” ni siquiera existan en realidad. Pareciera mas bien que todo viene desde adentro.

 

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79) SEPT. 96: ENFOCANDO CON ASUNCIÓN

QUE TIENE CÁNCER

Hace unos días la operaron de cáncer en el Instituto Nacional de Cancerología. La visito allí. Está casi irreconocible. Entre otras complicaciones le seccionaron un uréter al tratar de disecar el tumor invasivo y la tuvieron que reintervenir. Salgo pensando que está por llegarle el fin.

Con temor le llamo por teléfono una vez que ha sido dada de alta (para morir en su casa, me digo). Le pregunto si hay algo en su vida que sienta como atorado, doloroso, irresuelto… Me cuenta lo que parece ser la historia de su cáncer. Recuerda vívidamente la muerte de cada una de dos personas queridas que para ella fueron amigos verdaderos. El vínculo con cada uno de ellos había sido muy cercano y auténtico, su muerte, dolorosísima para ella y sin nadie que le ayudara a procesarlas. Acoge, con mi propuestas, sus sentimientos de dolor y el de no comprender nada. El cambio sentido al final de su enfoque ha sido muy claro para ella y también para mí.

Llamo unos días después y me dicen que no está porque por primera vez desde que salió del hospital, ¡se fue a la tienda por leche, caminando! (5-VI-99) Ayer me llamó diciéndome que está muy bien).

Hace unos días me volvió a hablar, sigue felizmente trabajando: 3 VI 2004.

Al preguntarle tiempo después si sentía que había sido de utilidad aquél ejercicio que hicimos me dijo que en esos momentos comenzó su curación.

¿Qué se puede agregar?

 

 

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80) 2-IX-96: EL GATO EN MI ESPALDA QUE ME INVITA A HACER UNA PAUSA MENTAL

Ayer estuvimos comiendo en casa de una de mis hermanas. Fue invitada mi suegra y en el curso de la reunión sentí muy intensamente su agresión y mi enojo contra ella también. Al despertar el día siguiente estaba muy perturbado, fui a los Viveros tratando de atender mis sentimientos lastimados pero como que no pasó nada.

Por la noche me puse a escuchar un casete de Enfoque. Todo lo que escuchaba lo conectaba con Yolanda: "Ella debería escuchar esto, se lo voy a grabar y llevar", seguí escuchando el casete y mi cabeza me decía "cómo le serviría saber esto…" Reciclando mi enojo contra ella me sentía cada vez peor, hasta que me di cuenta de que mi tiempo, mis pensamientos, mis sentimientos estaban dando vueltas alrededor de ella. Desconecté la cinta sonora y me puse a enfocar el cómo llevaba todo eso. Se acentuó la sensación de sentirme rechazado y herido, así como de mi rechazo y agresión de mi parte para ella. Me quedé allí esperando que se formara la sensación-sentida de todo ello y viene la palabra ABRUMADO-SOBRECARGADO. Acompaño el lugar donde se siente esto y viene la imagen de un gato negro sobre mis hombros que se sujeta con sus uñas a mi ropa y a mi piel al estar yo moviéndome con mucha ansiedad. Después de algún tiempo me doy cuenta que al RESONAR el asunto físicamente sentido con la imagen sucede algo: Mientras más ansioso estoy por el enganchamiento con mi suegra más se agarra el gato a mi espalda, maullando angustiado. Entonces viene una palabra: “¡PARA!” Poco a poco voy deteniendo mi 'marcha' mientras, el gato se va tranquilizando ¡y se duerme sobre mis hombros! Vuelve -al sentirme herido con desasosiego- a encajarme el gato sus uñas y a maullar aterrorizado mientras me muevo ansiosamente. La indicación ha sido clara. Tengo que parar y atender mi actitud de ansiedad desencadenada por el recuerdo, las palabras y todo lo que está detrás de ello y dejar que se forme la sensación-sentida de la totalidad de mi relación con mi suegra.

Esto desencadena toda una concientización de mi relación con ella. Mi actitud hacia ella y mi herida vienen de haber estado tratando toda la vida de cambiarla, de CONVERTIRLA (siendo ella teóloga). Esto ha sido como cargar no un gato asustado, sino ¡una montaña sobre mis hombros!

Para el domingo siguiente mi suegra nos invitó a comer a su casa. Yo estaba expectante de cómo íbamos a comportarnos ambos después del conflicto que habíamos tenido el domingo anterior. Estando en su casa, viendo el mapa del lugar a donde ella iba a llevar a unas señoras alumnas suyas dentro de poco, ella pasa por el pasillo y sin pensarlo, le pregunto algo acerca del itinerario que seguirá en su viaje, ¡en ese preciso momento la piel se me puso chinita! Ella se detuvo y ante el mapa me comenta y explica muchas cosas en un clima de cordialidad. Mientras yo me dejo “tocar” por esa experiencia me estoy dando cuenta de mi inesperado e impensado ¡cambio de actitud hacia ella!

Entonces viene la imagen de mi gatito dormido felizmente sobre mis hombros. ¡No lo puedo creer! Pero ya mi cuerpo sabe que no se trata de explicarme las cosas sino de sentir lo que estoy sintiendo: “¡Sólo siéntelo, Juan; sólo siéntelo!”, mi cuerpo me dice. Alegría y gratitud se hacen una sola cosa en mi cuerpo. Desde entonces mi tarea de tratar de “convertirla” ha estado desvaneciéndose dentro de mí. Qué liberación no tener que convertirla a ella, ¡ni a nadie!

 

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101).-13-X-96: ¿ENFOCANDO-DORMIDO?,

¿SOÑANDO-DESPIERTO?

 Despierto con una sensación-sentida y me vuelvo a dormir acompañándola: Sueño una iglesia muy grande, llena de gente. Entro por una plataforma y un scout habla de alguien que iba a ir en una carroza. Entiendo que es la misa de difuntos de un niño. Relata que el niño amaba la carroza que lo conduciría a la Felicidad. Eran una delicia las cosas que decía. Hay como una bolsa o calcetín que late en una esquina del templote, creo que es un pollito. Luego paso adelante, llevo un bulto grande, me siento en un lugar, escucho a una señora que continúa diciendo las cosas más bellas de aquél niñito.

 Despierto. Invito a mi hijo pequeño a ir a los viveros. Él me dice: yo también iba a invitarte, pero no sabía si a los viveros o a ver las nubes y el cielo.

Así continuaban en la realidad de afuera las delicias de aquél sueño.

 

 

 

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103) 22-X-96: ACOMPAÑANDO AMOROSAMENTE AL ADOLESCENTE EN MÍ

Durante una dinámica del curso “Sanando las ocho etapas de la vida”, veo mi fotografía de la cartilla militar. Siento en mi pecho una ternura como nunca hacia ese adolescente. Lo veo tan necesitado de afecto, tan inseguro, tan vulnerable, tan falto de afirmación y de cariño y con la autoestima en su mínima expresión. Lo amo con lágrimas acercándome a él con toda la delicadeza, aceptación y ternura de que soy capaz. Con un amor total, como si yo me hubiera convertido en el amor mismo para él.

Este fue mi regalo para él en esta etapa de mi vida. También hubo un cuestionamiento para Jesús ¿Dónde estabas entonces? La contestación era: “allí, uno contigo; lo que te pasaba a ti también me pasaba a mí”, pero yo me resistía a creérselo. Luego pedí esa fe que pudiera aceptar esa realidad. Viene la CERTEZA de que era IMPOSIBLE QUE ÉL NO ESTUVIERA AHÍ. Sigo acompañándolo y concluyo que ya fuera que estuviera o no Jesús, mi amor para ese adolescente sí estaba en esos precisos momentos, porque lo podía amar a través del tiempo y el espacio, desde un lugar sin tiempo ni espacio...

 

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104) X 96: UN ENCUENTRO AMOROSO CON EL MIEDO DE MI ADOLESCENCIA

Hoy en los Viveros, planeando ver la esplendidez de la salida del sol, llego al espacio abierto y me pongo a caminar por él con los ojos cerrados. Lo disfruto, ME DISFRUTO dentro de mi cuerpo. Nos disfrutamos mutuamente sintiéndonos una sola cosa. Siento claramente el lugar donde debo detenerme. Me quedo ahí, le ofrezco a mi cuerpo todo ese paisaje. Aparece una palabra y una sensación en mi vientre con una imagen como de unas raíces que me rodean y que casi me asfixian. Imposible que me les pueda soltar; se llaman “mi miedo”. Agarrándoseme, me dicen “¡no te vayas!” Viene mucho dolor, lágrimas y finalmente una sensación como si de mí salieran otras raíces que abrazan a su vez ese miedo hecho raíces obscuras que desesperadamente me piden que las salve. Yo les digo que eso es lo que voy a hacer, salvar a ese miedo, que cuente conmigo, que nunca lo abandonaré, que él es importante para mí, que jamás lo dejaré. Veo cómo a unos cuantos pasos, pasan los corredores pero no me importa, vuelvo a cerrar los ojos y todo fluye por dentro. LA ALEGRÍA DE MI ENCUENTRO CON MI PROPIO MIEDO ES INMENSA.

 Al regresa a casa y estarme bañando siento que algo está cambiando en mí, soy gentil con mi cuerpo, lo respeto y lo amo. Veo que eso no se traduce en ingresos económicos, viene de nuevo el miedo, solo que ahora al tocarme lo toco a él, lo acompaño y le ofrezco todo mi cuerpo para su libre expresión. Lo quiero tocar tocándome, acoger acogiéndome, amar amándome, respetar respetándome, acompañar acompañándome. Entonces viene ¿es esto cierto?  o solo una nueva manera de ver mi derrota completa. ¿Hay salvación para mí, hay esperanza?, ¿todo es solo ilusión? ¿Tendrán respuesta estas preguntas? ¿Tendrán sentido? Sea lo que sea ¿quién podrá separar mi mirada amorosa de ese adolescente confundido, temeroso, olvidado?

Con todo ello viene: ¡Nadie ni nada podrá impedir, Juanito adolescente, que te ame!

 

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106) 29-X-96: CÓMO LLEVA MI CUERPO MIS ASUNTOS

INCONCLUSOS

Voy caminando al consultorio con un asunto difícil e irresuelto, sentido como una pesada carga. Le pregunto a mi cuerpo ¿cómo llevas tú todo esto? Unos pasos adelante él me responde: “ASI”. Cualquiera diría que no hubo respuesta alguna, pero desde el proceso del Enfoque uno sabe que es una respuesta muy clara, precisa, contundente.

Me quedo resonando esta expresión con la sensación-sentida. Entonces me doy cuenta que mi cuerpo de alguna manera ha llevado implícitamente todo esto y que lo ha hecho de una manera tan sobria, tan respetuosa, tan humilde que me deja profundamente conmovido.

 Él ha llevado todo esto sin destruirme, sin disolverme, sin estar hecho pedazos. Es mi mente la que catastrofiza lo que de una manera tan LEAL, tan SABIA, TAN SOBRIA, SIN RECLAMOS, SIN DRAMAS, mi cuerpo carga. Y no solamente lleva lo que estoy viviendo ahora sino mi vida completa y mi historia ancestral. Todo, así como está en mi cuerpo, así él lo lleva. Qué gratitud tan grande sentí hacia este cuerpo mío que me ha sido dado como don, como regalo.

Al estar con esto viene para mí con un profundo significado, esta antes incomprensible palabra: “…Pero me formaste un cuerpo…” Hb 10,5.

 

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¿DETENIENDO UN POTENCIAL PROCESO OBSESIVO-COMPULSIVO?

 

58) ¿Puede un niño de seis años convertirse en Héroe para su sentimiento?

26-V-96: Es la primera vez que acompaño a mi hijo menor a enfocar:

Llego del trabajo con apetito, entro a la cocina, saludo a mi esposa y me dice que ya casi está la comida, que le diga a Andy que se lave las manos para que nos vayamos a comer. Lo encuentro en la TV y le doy el recado de su mamá. “Espérame -dice- tengo que ver esto”. Está bien, le digo, pero ya va a ser hora de comer. Entonces me pide: “Ve esto”. Regresa el video y me pone la escena de una mujer platicando con un niño que está al lado de su cama. Bueno, le digo, ya lo vi, prepárate para ir a comer. “¡No papá -me dice- vela otra vez! regresa la escena y me dice que la vea. Le repito que ya la vi... Entonces me dice "Es Sebastián (el héroe de la película La Historia Sin Fin) su mamá se va morir y se está despidiendo de ella”.

Entonces es que lo escucho verdaderamente y le digo: a ver Andy, qué es lo que sientes al ver la despedida. No me contesta, no sabe al parecer, qué o cómo decírmelo. Entonces yo le trato de ayudar: ¿sientes miedo? (pienso que a lo mejor siente miedo de que su mamá se muera) él me contesta muy enfáticamente: "No, yo no siento miedo". Entonces le digo ¿es dolor? Pensando como adulto, en dolor emocional por la inminente pérdida del héroe de la película de su mamá, y me repite con la misma seguridad: "No, no siento dolor". Intrigado, le vuelvo a preguntar. Entonces qué sientes. Pasan unos segundos y me contesta: “¡Pues tristeza!” Ah sí, ¡tristeza! entonces le digo y ¿Dónde se siente que está esa tristeza? "Pues aquí”, tocándose con toda la palma de su manita el lado derecho de su cabeza. Entonces le digo, oye Andy, ¿podrías acompañar esa tristeza donde ella está? Tal vez puedas poner tu mano ahí unos momentos y decirle que si te deja acompañarla. Se queda unos instantes allí, viene una leve sonrisa y me dice “Ya. Vamos a comer papá”. Yo admirado le comento a mi esposa más tarde lo sucedido, entonces ella me dice: desde que veníamos de regreso de la escuela me decía que le sacara esa película, cuando llegamos me dijo varias veces que lo acompañara a ver esa escena y lo hice, luego llegó su hermana de la universidad y le dijo e hizo lo mismo... Y luego llegaste tú...

Yo me quedé más admirado aún. Al día siguiente quise saber qué había pasado, así que le pregunté: Oye Andy, ¿te acuerdas de lo que sentiste ayer al ver la escena cuando estaba Sebastián despidiéndose de su mamá? De inmediato él me contesta: “¡Pues tristeza!” Entonces le pregunto, y dónde la sentías, “aquí”, me contesta, señalándose el mismo sitio, ahora apuntándolo con un solo dedo. Casi sin poder creerlo y por último, le digo ¿Y qué hiciste con ella? “Pues la salvé”. Y se va...

Desde entonces ya no tuvo nunca que ponerse a ver esa escena. Necesitaba el contacto con alguien que le ayudara a procesar la tristeza que sentía por su amigo y héroe de la película..., o ¿tal vez también algo de su propia historia? ...

 

 

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111) 10-XI-96: "ESO ES UN FOCUSING"

Escucho en el baño mientras me rasuro un casete de mi curso inicial de Enfoque Bio-Espiritual. Entra mi hijo (de entonces seis años y quien ya había tenido algunas experiencias de Enfoque) y escucha que se trata de estar en una relación como de casado con su propio cuerpo y me dice: “Eso es un focusing”. Yo muy sorprendido y admirado digo ¿¡Qué!? Él me lo repite más enfáticamente aún: “Eso es un focusing” Sí, le digo, pero, ¿cómo sabes que están hablando de Focusing? Entonces él me responde con absoluto convencimiento: “Pues porque dice que es estar casado con su cuerpo”.

 Su, para mí admirable respuesta, me dejó sin palabras.

Desde entonces he reflexionado que si un niño experimenta el Enfoque como una conexión indisoluble con su cuerpo está listo para experimentar esa misma relación con todo y con todos.

(Mis acompañamientos de niños a enfocar me ha permitido constatarlo: 11, IX, 2022.)

 

 

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116) XI 96: ENFOCANDO SI "IR O NO A QUERÉTARO".

Un día antes había recibido, por escrito, la invitación de la directora del centro donde había recibido otros niveles de profundización en el Enfoque. Era para ir, ahora como facilitador, al cuarto curso de Enfoque Bio-Espiritual de los PP. McMahon y Campbell en México que sería, como al que asistí yo hacía un año, en un lugar de retiros en Querétaro. Recibir esa invitación es lo más grandioso que me ha podido suceder después de tomar cursos de varios niveles y pasar las pruebas básicas como facilitador de Enfoque Bio-Espiritual. Sin embargo algo me dice que eso es demasiado para mí. Que no tengo ni la preparación ni la experiencia ni los conocimientos para fungir como tal.

 

Despierto con dolor de cabeza y con un intenso zumbido. Entro a ducharme. Me veo al espejo. Estoy triste, deprimido, desencajado. Me vienen recuerdos acerca de la Presencia acogedora de los PP. McMahon y Campbell. Me doy un saludo y una palabra de aliento mientras acaricio mi rostro. Al estar con cómo se siente todo ello viene: “No mereces ir a Querétaro.” lo resueno con como me veo al espejo  y me digo, "Sí, exactamente así me siento ahora". El mensaje continúa desenvolviéndose: “los que van a tomar el curso tampoco merecen ir ... ni el equipo del COSC... ni ME (la directora), ni Pete, ni Ed merecen ir”. Me quedo acompañando esto. Lo siento muy inquietante, intrigante, sin explicación alguna. Permanezco conectado con mi sensación-sentida de todo ello, esperando por si viene algo más que no sé que pueda ser. “Tampoco Gendlin merece ir". Para entonces ya no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando. Entonces vino: ...para cada uno ir a Querétaro es un regalo personal: para Ed, para Pete, para M.E., para ti y para todos. Experimento reducción de la intensidad del dolor y no siento molesto el zumbido de la cabeza. Siento mucho agradecimiento. Ha venido desde dentro de mí una impensable respuesta, de la cual no puedo tener duda alguna. Salgo del baño transformado, le comparto a mi esposa lo sucedido (ella estaba al tanto de mi indecisión). Entonces ella, viéndome a los ojos me dice: “Ya estás listo para ir a Querétaro.”


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122).-2 XI 96: “… Y, SI SACAS LO PRECIOSO DE LO VIL…” SE ME ACTUALIZA EL MENSAJE DE JEREMÍAS

 

Estoy viviendo como facilitador de Enfoque Bio-Espiritual, la experiencia más grandiosa de mi vida. El estar acompañando a personas que cargan dolores insufribles y palpando el cambio en sus vidas me llena de agradecimiento por la experiencia que estoy viviendo (un hombre que perdió a su hija en el terremoto del 85, una mujer a quien su hija le acaba de decir que es lesbiana, otra señora con enfermedad de Parkinson, un hombre –psicoterapeuta- cuyo padre está muriendo invadido por cáncer…).

 

Hacia el final del curso, antes que nadie se haya levantado, salgo de mi habitación y me siento en la hierba empapada de rocío y me pongo a enfocar sobre algo que he estado constatando en cada una de las personas que han enfocado sus asuntos problemáticos personales: su cambio a medida que los van tocando y resolviendo. Siento un impulso, tengo que ponerme en marcha yendo fuera de las instalaciones del retiro. Caminando por una vereda veo a mi izquierda un cerdo joven, muy “corriente” (con los pelos parados, las orejas levantadas, todo enlodado), trompeado algo. Escucho un tronido de algo que ha masticado. Me da curiosidad y detengo mi marcha. Me quedo viendo lo que está haciendo: buscando algo en la materia fecal. Me acerco y distingo allí un granito de maíz que el animal en seguida y entre todo lo demás, detecta, tritura y deglute… entonces viene la palabra del libro de Jeremías “…. Y si sacas lo precioso de lo vil, serás como mi Boca”. Me quedo allí estremecido por la precisión del símbolo que me ha sido regalado.
Las ocho personas que conforman el pequeño grupo del que soy facilitador en el curso de Enfoque Bio-espiritual (en Querétaro), están siendo transformadas, encontrando vida nueva al enfocar.

 

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ACOMPAÑANDO A JUAN ADOLESCENTE

 

Miércoles de madrugada en el curso de Enfoque Bio-espiritual: 
Siento una actitud de admiración. Estoy de rodillas llevando los brazos al cielo, luego me tiendo en el pasto húmedo de espalda mirando al cielo lleno de estrellas. Vienen recuerdos: la estampita del niño viendo su estrella que le regalé a mi primera novia; de cómo yo veía y veía aquella estrella y sus bellísimos destellos junto a la Cruz del Sur desde mi ventana en Morelia. Luego me llega el recuerdo del momento que decido estudiar medicina. Veo mi rostro de adolescente de 16 años tomando esa decisión. Sigue el llegar desolado al D.F. para estudiar la carrera lejos de la familia, de Dios, de mí mismo viviendo un infierno interior. Al acompañar esto viene la imagen de un DESIERTO, y de allí, de una manera sentida, viene que la promesa de la posesión de la Tierra Prometida es poseer mi propio cuerpo con sus sentimientos.

 

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164) MI PEQUEÑO GRUPO ME DA UNA ENORME LECCIÓN DE ENFOQUE

 

En el curso de Enfoque Bio-Espiritual con Frank Firmat, yo soy el Facilitador de un pequeño grupo. Hacia el final, mi grupo me pidió que yo enfocara mientras uno de ellos me acompañaba.
Traigo encima el enojo, la frustración por haber sido mi grupo desplazado hacia atrás del salón por las 'maniobras' de X persona y el apoyo de F. F. hacia él. Al enfocar esto viene una imagen: es un caballo negro bañado en sudor al que el insensible jinete fustiga haciéndolo correr a su máximo esfuerzo. Yo siento una enorme compasión por el animal. Estoy con todo esto y se lo refiero a quien me acompaña. Pasa el tiempo, no viene nada más y le digo a mi acompañante sintiendo que el grupo está inquieto por mi silencio prolongado: “Estoy tratando de procesar todo esto”. Ellos hacen un intercambio de ideas y finalmente mi facilitador me “refleja”: “Estoy sintiendo todo esto”. En ese momento me cae el 20. Se trata de sólo sentir ¡no de ponerme a procesar! Entonces hay un maravilloso cambio sentido después de ese bloqueo en aquello tan doloroso. Experimento la sabiduría de mi grupo de alumnos al llevarme más allá de mi preocupación (mental) por ellos y por mi propio proceso. La enseñanza que recibí fue que la sabiduría de quien me acompañe al enfocar es digna de ser tomada en cuenta y que debo dejarme conducir por el proceso que todo ello desencadene en mí.
Al final de mi ejercicio de enfoque, el caballo, exhausto (yo mismo) estaba siendo acogido por cuantos me rodeaban.


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DIALOGANDO 

171).-12-VI-97: "INTERCAMBIO" CON UNA SABIDURÍA ESENCIAL. LLENAR EXPECTATIVAS AJENAS, MI PROBLEMA BÁSICO

 

Estoy tratando de llenar las expectativas de alguien y viene: ¡Eso ha sido mi vida entera!: Llenar las expectativas de todo mundo, y cuando no lo logro me deprimo o me alejo. Luego, estoy lavando unos trastes. Hay un dialogo dentro de mí, yo simplemente estoy presente a esto: “¿cuáles son las expectativas Tuyas para mí?” -“Yo no tengo ninguna expectativa para ti, Juan. No te DI el ser, para pedirte nada. Yo ya SOY. No necesito nada. Te participé de lo que Soy, por ti, no por mí. A mí no me hace falta nada”. -Entonces, ¿no tengo que llenar las expectativas de Jesús hacia mí? -“Jesús no fue a decirte de ninguna expectativa. Él fue a revelarte que yo te regalé el Ser, tu ser tal y como eres”. -Entonces ¿no tengo que ser como él? –“No, él ya ES, no necesita nada tuyo. Él no te pide nada tampoco. SIENTE esto, DEJA QUE TU CUERPO LO SIENTA. Nada más”.

Como resonaba en mi pecho todo este diálogo, no es posible describirlo en palabras.

 

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174).- 24-VI-97: UNA MADRE EPILÉPTICA CUYO HIJO CAE DE LA CAMA

Hace un rato vi a Aarón G. de ocho meses de edad.

 Se había caído de la cama mientras su mamá se quedó dormida tras haber tomado sus anticonvulsivantes (ella es epiléptica a causa de cisticercosis cerebral). El bebé no dejaba de llorar y su madre me pide que lo revise. Los cito y a media cuadra del consultorio yo ya escuchaba su agudo llanto, el cual no cesa durante todo el interrogatorio y la exploración física. Lo encuentro bien neurológicamente. Ella no se veía nada bien a pesar de las buenas noticias que le había dado. Le pregunto: ¿Hay algo de todo esto que sienta que es lo que más le impide sentirse bien? “Sí”, me contesta. ¿Podría atender el cómo se siete eso ahora? Empieza a sollozar. “… es como asfixia”, me dice tocándose el cuello. Vea si puede encontrar un lugar desde el cual darse cuenta cómo lleva su cuerpo esta sensación de asfixia. Ella llora y camina mientras carga a su bebé que no puede apaciguarse. Le sugiero que vea si así como está abrazando a su bebé puede también abrazar esa sensación de asfixia. Lo hace y el bebé se aquieta instantáneamente. Ella cierra sus ojos y ve una luz muy brillante, hermosa y grande y otras pequeñas. Su rostro comienza a transformársele y el niño se queda dormido apaciblemente en sus brazos. Entonces puede sentarse, cerrar los ojos y permanecer ahí unos momentos. “Todo está cambiando”, me dice, “me siento mucho mejor.” Le sugiero que si aún hay algo inconcluso allí vea si está bien comprometerse a seguirlo atendiendo. Termina con el Paso 6 del Enfoque B-E, y su cara es otra. Hay un destello de vida nueva en ella. El bebé despierta, feliz. Ella me comenta que en mi voz había sentido calidez y cercanía y que eso le había ayudado mucho a acompañar su sensación de asfixia.

Llegando a su casa me habla por teléfono y me dice que yo no solo era el pediatra de su hijo sino que me sentía como un amigo. Esto me dio mucho gusto al tiempo que me confirmaba como acompañante del Enfoque Bio-espiritual.
Al salir del consultorio, con humor me digo: 'es la primera vez que acompaño a una persona mientras pasea a su bebé dando de gritos y ella tratando de consolarlo'.

 

 

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178) UN SÍMBOLO

 Viene que un símbolo es algo que viene del proceso del Enfoque y que siempre te conectará con la realidad de estar muriendo y también con la realidad de estar re-suscitando. El símbolo es algo que se da al estar uno presente para una sensación-sentida, la cual que ha tenido que formarse como tal. De tal interconexión surge el llevar adelante un asunto importante para mí. Es la sabiduría misma de mi cuerpo, acumulada por millones de años que espera pacientemente que yo la escuche permaneciendo a sus pies de manera contemplativa.  Y todo ello en mi propio cuerpo para que no tenga dudas de si será cierto o no.

 

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181).-30-VII-97: TOCANDO MI PROPIA MUERTE

Voy caminando al consultorio, cargando agobio, desesperanza, desilusión, fracaso (deprimido). Al pasar bajo el entarimado del edificio en construcción vienen las palabras: “Todo esto se siente como estar muriendo”. Estas palabras símbolo han ajustado a la perfección con mi sensación-sentida y el Cambio-Sentido es instantáneo, lo siento por todo mi cuerpo. Se siente haber tocado mi propia muerte, haber tenido acceso a ella pasando a través de los significados en mi mente acerca de ella de horror, miedo, disolución, extinción…, que todo ello ha formando la sensación-sentida haciéndoseme  accesible a mi experiencia. Para mi cuerpo la experiencia de estar muriendo re-suscitando ¡es lo más natural! que acojo sin disolverme, sin aterrorizarme. Y aquí estoy, más integrado que antes de contactar sentidamente con ella. En cambio para mi mente el estar muriendo era una sensación abrumadora de la cual yo estaba tratando de huir como de una ponzoña envenenada.

 

 

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187).- 2-IX-97: "NO TE RETIRES JUAN..."

Me veo en el espejo, acompaño el cómo se siente mi aspecto y viene una sensación en el estómago. Veo mis ojos y me digo ¿puedes amar esta piel ajada?, ¿su color moreno?, ¿esos ojos tristes? y la respuesta es “Sí”. Salgo de casa y sigo acompañando mi S-S. En el cuello, hay dolor, ahogo. Voy acogiendo el no haberme podido amar más -pero no como culpa o irresponsabilidad sino como a lo más que he podido llegar, aceptando, acogiendo, acompañando y amando, hasta el límite de mi afectividad- a ese que soy yo mismo. Surgieron las palabras: dar la vida por alguien es el amor más grande. Pasan horas y vuelvo a contactarlo, aquí está este dolor en mi garganta, que me pide a gritos ahogados que me acerque a él, que lo toque, que lo acompañe sin quererlo cambiar, que lo sienta, que lo sostenga, que lo proteja, que lo cuide, que lo defienda ¡de mí mismo!, que nunca más lo traicione, lo olvide, lo maldiga, lo ignore, lo invalide, lo racionalice. Esto quizá sea simplemente estar viviendo. Camino por la calle con esto y las lágrimas casi se me salen. Volteo al cielo y se me van para adentro (las lágrimas) como si me limpiaran por dentro, viene una sensación de alivio.

La dirección de mi dolor tenía un claro objetivo, su resolución. Era el precio de mi rescate. Conectarme con esto es conectarme con Dios. Dios y mi historia, mi fisiología, mi anatomía, mi bioquímica no son dos cosas distintas, son exactamente una y lo mismo. Viene un recuerdo: LFM me besa tierna y apasionadamente mientras yo lo hago tímidamente: “No te retires Juan... no te retires”. Así me dice esa Realidad que es Dios cuando me acerco a ella. La siento gemir, llorar, clamar: “…no te retires Juan…”

  

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 192).- 6-X-97: NOS CONECTAMOS UNA ABEJA Y YO ¿EN UN SOLO Y MISMO SENTIMIENTO?

Hace dos días la vi en la sala; voló y se me ocultó. Ayer al verla volar tomé un folder y traté de llevarla desde el lugar donde estaba, hacia la ventana. Voy al rincón en donde se encuentra ahora, se voltea poniéndose directamente ante a mí, me siento amenazado por ella y surge miedo en mí, de que me pique y de que a ella, encajarme su aguijón le cueste la vida y dejo de tratar de conducirla. En ese mismo instante vuela en línea directa hacia la ventana y sale velozmente por ella. Yo me quedo atónito viendo lo que ha hecho.

Al percibir mi miedo se dio cuenta que podía picarme, que me dolería pero que ella moriría. Yo estoy seguro que ella percibió todo esto. Al contactar mi miedo, éste me liberó de la abeja, y a ella la liberó de mí. Muchas cosas EN JUEGO se RESOLVIERON a través de lo que pasó: No "tuve" que echarle Baygon, ni tratar de echarla fuera; ella no "tuvo" que picarme, ni que buscar la salida, en cambio la sensación de estar conectado con ella en un sentimiento común (empatía) fue impresionante dentro de mí. El CAMBIO SENTIDO de liberación cuando ella salió por la ventana fue bellísimo. ¡Ella sabía perfectamente cómo salir, conocía la salida! Así que no tuve que ser muy inteligente para darme cuenta que si permaneció ella allí era para darme esa lección. Así lo creo, y más que eso, así lo siento.

 

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196).- 11-XI-97: "TE SIENTO A CUATRO MIL KM DE DISTANCIA"

Ayer. Acompañando a JLR. Me critica mi acompañamiento casi en todo. Luego enfoco yo y él me acompaña: me siento deprimido, cansado, estaba encorvado, triste. Viene una sensación en mi estómago y de allí la imagen de estar ante un caballero medieval con su coraza, pechera, escudo que lo protege y aísla de afuera. Luego todo queda en un cofre conteniendo algo valioso pero yo no la podía abrir. Se lo describo y me dice: “pregúntate si estaría bien terminar el ejercicio por ahora”. Me quedo con estas palabras y viene dentro de mí “Te siento como a cuatro mil km. de distancia”. Me sonrío y le digo que quiero continuar enfocando. Hay un tono muy oscuro y lentamente aparece cierta claridad muy tenue y luego empiezan a caer como gotas del metal fundido de la armadura, lo que me da esperanza. Al final estoy erguido y respirando profundamente. El cambio sentido era muy claro pero yo no me permitía aceptarlo, pensando que no era real. Termino mi ejercicio de enfoque prometiendo acompañar esto.

Al despertar el día siguiente estoy sorprendido. La luz del día era tan clara, el sol tan radiante. El cambio sentido había permanecido en mí hasta el día siguiente.

 Después me di cuenta que aunque la propuesta de quien me acompañe a enfocar esté lo más desenfocada posible, hay que tomarla en cuenta. Esa indicación/propuesta me permitió darme cuenta del continuum que el proceso del Enfoque es y que necesitaba seguir la secuencia de los pasos corporales del cambio ya inscritos en mí, y sin tener que conflictuarme con quien me acompañe a enfocar.

 

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DIALOGANDO


 

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58) ¿PUEDE UN NIÑO DE SEIS AÑOS SER EL HÉROE QUE SALVA SU SENTIMIENTO DOLOROSO?

26-V-96: Es la primera vez que acompaño a mi hijo menor a enfocar:

Llego del trabajo con apetito, entro a la cocina, saludo a mi esposa y me dice que ya casi está la comida, que le diga a Andy que se lave las manos para que nos vayamos a comer. Lo encuentro en la TV y le doy el recado de su mamá. “Espérame -dice- tengo que ver esto”. Está bien, le digo, pero ya va a ser hora de comer. Entonces me pide: “Ve esto”. Regresa el video y me pone la escena de una mujer platicando con un niño que está al lado de su cama. Bueno, le digo, ya lo vi, prepárate para ir a comer. “¡No papá -me dice- vela otra vez! regresa la escena y me dice que la vea. Le repito que ya la vi... Entonces me dice "Es Sebastián (el héroe de la película La Historia Sin Fin) su mamá se va morir y se está despidiendo de ella”.
Entonces es que lo escucho verdaderamente y le digo: a ver Andy, qué es lo que sientes al ver la despedida. No me contesta, no sabe al parecer, qué o cómo decírmelo. Entonces yo le trato de ayudar: ¿sientes miedo? (pienso que a lo mejor siente miedo de que su mamá se muera) él me contesta muy enfáticamente: "No, yo no siento miedo". Entonces le digo ¿es dolor? Pensando como adulto, en dolor emocional por la inminente pérdida del héroe de la película de su mamá, y me repite con la misma seguridad: "No, no siento dolor". Intrigado, le vuelvo a preguntar. Entonces qué sientes. Pasan unos segundos y me contesta: “¡Pues tristeza!” Ah sí, ¡tristeza! entonces le digo y ¿Dónde se siente que está esa tristeza? "Pues aquí”, tocándose con toda la palma de su manita el lado derecho de su cabeza. Entonces le digo, oye Andy, ¿podrías acompañar esa tristeza donde ella está? Tal vez puedas poner tu mano ahí unos momentos y decirle que si te deja acompañarla. Se queda unos instantes allí, viene una leve sonrisa y me dice “Ya. Vamos a comer papá”. Yo admirado le comento a mi esposa más tarde lo sucedido, entonces ella me dice: desde que veníamos de regreso de la escuela me decía que le sacara esa película, cuando llegamos me dijo varias veces que lo acompañara a ver esa escena y lo hice, luego llegó su hermana de la universidad y le dijo e hizo lo mismo... Y luego llegaste tú...
Yo me quedé más admirado aún. Al día siguiente quise saber qué había pasado, así que le pregunté: Oye Andy, ¿te acuerdas de lo que sentiste ayer al ver la escena cuando estaba Sebastián despidiéndose de su mamá? De inmediato él me contesta: “¡Pues tristeza!” Entonces le pregunto, y dónde la sentías, “aquí”, me contesta, señalándose el mismo sitio, ahora apuntándolo con un solo dedo. Casi sin poder creerlo y por último, le digo ¿Y qué hiciste con ella? “Pues la salvé”. Y se va...

Desde entonces ya no tuvo nunca que ponerse a ver esa escena. Necesitaba el contacto con alguien que le ayudara a procesar la tristeza que sentía por su amigo y héroe de la película..., o ¿tal vez también algo de su propia historia? ...




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