domingo, 24 de septiembre de 2017



¿TE HAS PREGUNADO QUÉ PUEDES HACER CON TU EXPERIENCIA DEL 

TERREMOTO…

 y con cualquier otra que haya sido para ti sobrecogedora?

The Bio-Spiritual Research Institute, http://www.biospiritual.org/

Millones de personas acabamos de tener esa escalofriante experiencia en la que muchos sentimos que perdíamos la vida.

Algunos sí la perdieron, o, más desgarrador aún, la están perdiendo ahora, estando o quedando sus familiares invadidos por el horror y el dolor.

Otros no fueron tan desafortunados, pero se quedaron sin las más esenciales pertenecías, sin dinero, sin documentos personales, sin casa, sin tener a donde ir… y esto nos duele profundamente además de que rebasa nuestras fuerzas y aún nuestra capacidad para enfrentarlo, lo cual puede ser el inicio de un trauma que, irresuelto, puede enfermarnos, y de hecho, en muchos sentidos, lo hace.

Pero debes saber que hay algo muy concreto y práctico que todos podemos hacer para nuestro propio beneficio y el de los demás; algo que nadie puede hacer ni por ti ni por mí. Es algo que nos invita a tomarnos en cuenta como seres humanos sensibles y que además nos capacita para enfrentar la desgracia, las pérdidas definitivas, la muerte.

Quiero pues, compartirte esto que puede ayudarte en estos momentos de dolor, de incertidumbre y de impotencia porque, para comenzar, partimos de la más básica prioridad que es la atención a nosotros mismos, lo cual reduce el estrés y nuestras expectativas catastróficas, amplía nuestro campo de acción, nos hace asertivos y nos empodera desde adentro de tal manera que ni la tragedia ni la muerte nos puedan derrotar.

Te invito pues a que pruebes lo siguiente.

Tal vez viviste momentos de pánico, quizá sigues en shock. Aun así quizá quieras intentarlo, pues se trata de descubrir y poner a trabajar ahora mismo tus propios, personales y poderosos recursos de salud y bienestar.

· Te pido pues, que te regales unos momentos para simplemente darte cuenta de que tu cuerpo está… respirando. Así que ve si puedes seguir ese movimiento por unos cuantos ciclos. Acompaña delicadamente la sensación de la entrada.... y la salida... de aire en tu cuerpo, permítete sentir ese fluir. Seguramente vendrán, como flashazos, los recuerdos, las imágenes de la tragedia, la angustia, los gritos de pánico, los crujidos del inmueble... En lugar de quedarte en esto, ve si puedes volver de nuevo tu atención a tu cuerpo que, como puedes darte cuenta… él sigue respirando… para ti.

· Mantente pues presente a su respirar… Déjate ir en ese vaivén, experiméntalo en la medida que te sea posible, tal vez puedas estar plenamente en él.…

· Ve si ahora puedes recorrer suave, delicadamente tu cuerpo desde los pies hasta la cabeza y darte cuenta dónde él lleva de una manera sentida el pavor, la angustia… dónde se ubica lo más intenso o desgarrador de tu experiencia. Localiza ese lugar lastimado dentro de tu cuerpo: ¿Es una opresión en tu pecho? ¿Es un algo atorado en tu garganta? ¿Son unos fuertes latidos de tu corazón? ¿Es un tun-tun-tun dentro de tu cabeza?, ¿Se siente una como bola ocupativa, como una oquedad o como algo helado en tu vientre? ¿Te vienen lágrimas? ¿Es algo pesado en tus hombros, en tu espalda? ¿Es un cansancio extremo en tus piernas que te impide moverlas? ¿Es algo que se siente impotente, culpable, devastado? 

· Ve si puedes acercarte gentilmente a “eso…” y saludarlo con un “Hola, ...he venido a saber de ti, quiero acompañarte”. Háztele presente a eso sentido haciéndole saber que no está solo, que cuenta contigo, que no lo vas a abandonar…, que de verdad te importa, que lo respetas como la parte de tu cuerpo que está cargando todo esto y que se encuentra herida. ¿Lo podrías hacer?

· Entonces ese lugar asustado podrá sentirse acompañado. De esta manera ni estás negando los hechos ni estás regresando al pasado traumático -lo cual sólo recicla el estrés- sino que ahora estás atendiendo tu cuerpo donde él lleva esa vivencia. Él, tu cuerpo, tiene el poder y la capacidad de procesar estos acontecimientos, lo cual es imposible para tu mente que, ingenuamente, busca tener todo bajo su control, cuando lo que en realidad necesitas es permitir que tu cuerpo haga el maravilloso trabajo de procesar, asumir y transformar el infortunio en bendiciones. Todo lo que tú tienes que hacer es acompañarlo, escucharlo, abrazarlo (como lo harías con tu ser más querido que ha sido liberado).

· Y lo más importante, ahora estás tú al mando de las cosas y ya no son los acontecimientos los que te controlan. Has cambiado las reglas. Ahora tú eres dueño de tu propia situación vital.

La propuesta es que tengas presente este ejercicio y lo lleves a cabo tan frecuentemente como te sea posible de tal modo que le des cada vez más espacio a esos lugares lastimados para que puedan revelarte el significado completo del suceso traumático; no la historia que tu mente conoce y te repite (o que tú repites) una y otra vez, sino la que tu cuerpo lleva en sus tejidos y que al recibirla te pacifica desde adentro. Entonces constatarás que viene una relajación, un cambio físico, una claridad en tu pensar. Es tu cuerpo diciéndote que ha estado llevando adelante el proceso de tu salud, integración y desarrollo.

¿Te atreverías a entrar en este proceso?

Te sorprenderá que tras haber sido empático con tu propio dolor, al estar asistiendo a una persona afectada por el sismo (o por cualquier otra experiencia traumática) ya seas psicólogo, rescatista, voluntario, maestro, paramédico, médico, padre, madre, etcétera, fluirá libremente tu presencia afectuosa para esa persona y para sus lugares angustiados y heridos, que es lo que en realidad, más necesitamos darnos y ofrecer en estos críticos momentos.

A veces quisiéramos que alguien nos acompañara al hacer este ejercicio. Si sientes algo así no dudes en comunicarte conmigo: soy Juan Prado Flores. Mis teléfonos: Fijo: 222 640 3561. Celular: 55 2732 9629. jubpr@yahoo.com

Blog: http://juanb-descubretusrecursosdedesarrollo.